miércoles, 5 de enero de 2011

La Dulce Espera

Ahora bien, la persona plantada es la que llegó más temprano. Y su tiempo, tiempo de espera, pasa ahora realmente mucho más lento que antes (no sólo en apariencia, ya comprobamos la veracidad de dicho enunciado). 

Hasta la dulce espera se hace más dulce en compañía
En los primeros minutos se espera tranquilamente, “unos minutos se le pasan a cualquiera”.

Pero al rato, la reflexión comienza por las excusas: habrá mucho tránsito... se quedó dormido... se le rompió la bici... lo secuestraron alienígenas y lo están usando de conejito de indias...

Está cavilación sobre las causas va dando lugar, cediendo poco a poco, a la bronca, que se profundiza a medida que aumenta el tiempo de espera (que a su vez, flexible, se hace más y más lento). 

Las excusas comienzan a caer una tras otra: por más tránsito que haya ya debería haber llegado... lo llamé y en la casa no estaba... aun con la bici al hombro ya debería haber llegado... 

Aun que, generalmente, se mantiene una, suele ser la más probable, o no, y nos aferramos a esa excusa salvadora y justificante: ojalá sean los aliens... ojalá sean los aliens... ojalá sean los aliens... porque si no: lo cuelgo.

La espera se torna en un círculo vicioso, que forma un violento torbellino alrededor del letal matafuegos
Una vez caídas TODAS las excusas (a esta altura yo ya hubiese chancleteado hasta al más capo alien de la nave y me hubiese descolgado del plato volador con una soga armada con sus propios tentáculos y tripas), uno empieza a mirar el ambiente (acción típica de quien “hace tiempo”). Se trata así de apaciguar los ánimos, de amenizar la bronca de la espera, de pensar en otra cosa... 

Se calcula que cada entre 3 y 7 observaciones ambientales que se realizan (según el interés que tenga cada una y cada uno) se renueva el proceso derribador y aferrante de excusas. Me distraigo con entre 3 y 7 pavadas y, un poco más optimista, pienso que por ahí viene arrastrando la bici, pobre, desde hace 40 cuadras...

Pero al cabo de entre 3 y 7 observaciones más, vuelve el pesimismo y pienso que la bici y el se pueden ir a un no-lugar...

Pasa el tiempo, lento, y el pibe del delivery ya repartió tres docenas de empanadas y 8 pizzas, el ventilador está haciendo el mismo ruido desde hace 45 minutos, y a esa mancha de humedad en la pared con forma de la cara del señor Barriga ya la estoy mirando desde hace más media hora... 

Siempre se puede encontrar una mancha de humedad con su inconfundible rostro
Entonces, el ambiente, al principio disipador del enojo, se va tornado (y me va tornando) cada vez más hostil. Las cosas que al principio nos entretenían (“huy, que loco, tienen un matafuego clase B”) se vuelven en contra nuestro y, principalmente, del esperado (“cuando llegué le vacío el matafuego clase B adentro de la boca y después se lo parto en la cabeza”).

Se puede mirar la espera con optimismo...
El error de esta lógica es la siguiente: a medida que me doy cuenta de que estoy distrayéndome con algo, en vez de seguir distrayéndome con eso, me enojo aún más. Y esta es la gran parte de culpa en su enojo que corresponde al propio esperante.



PD: al famosísimo Señor Barriga también se lo conoce por sus diversos apodos: Albóndiga con patas, Garrafón de electropura, Bola de Manteca, Cachalote con lentes, Jamón con patas y Ballena fuera del agua, entre otros.

3 comentarios:

  1. ¿Derrivacion?
    No me digas que viene de derribar...
    Honestamente, de lo peor que has hecho. Sin ofender.
    Tocaste puntos interesantes.
    Eso de esperar da para largo. :P

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  2. Las vicisitudes de la autocorrección del Word... al menos en lo ortográfico (se emepeñaba en "derivador", vs "derribador"), la parte conceptual depende de las vicisitudes de mis capacidades...

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  3. Coincido con Guillo (en la parte ortográfica), hay un par de faltas más, me extraña...

    Igual me gusta que estés con este tema, que a mí me vuelve loca. Y no se me había ocurrido la de los alienígenas, la voy a empezar a implementar.

    Espero la tercera entrega prometida en el post anterior!

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