miércoles, 16 de marzo de 2011

En Blanco

Lo bueno de que el cuerpo te pase factura es que:

  • Recibe el pago de asignaciones familiares
  • Realiza aportes jubilatorios
  • Recibe cobertura social
  • Puede cobrar el seguro de desempleo




PD: La antigua Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos no estaría de acuerdo con el espíritu de tal afirmación, de marcada ideologización capitalista y, sobre todo, institucionalizante...

jueves, 24 de febrero de 2011

Llora Milán, llora Italia, llora el mundo

Quién pensaría que un honorable e histórico pueblo lloraría la deshonra de su milenaria tradición, desangrada hoy en la hereje desavenencia de su terrible homología, otrora orgullo de sus habitantes.

Y es que si la sal pierde su gusto ¿para que sirve? (además de para ser echada al fuego).

Lo mismo que a la milanesa: ¿si la milanesa pierde su gusto para qué la queremos?


Y es que nos bombardean con variedades y alternativas, y nos quieren hacer creer que es lo mismo... pero no.

Milanesa napolitana con papas fritas, el verdadero combustible espiritual

Por más que una infinidad de nombres y rellenos surjan y busquen sustituir la identidad de tan preciado alimento, no les será posible reemplazar este nutriente fundamental para el alma de nuestros estómagos (esa que cuando se llena nos pone el corazón contento).

No. 

Ni calabaza, ni berenjena, ni soja.  

La milanesa es una, y es de carne.  

Y por citar una autoridad, RAE opina:


milanés, sa.

1. adj. Natural de Milán. U. t. c. s.

2. adj. Perteneciente o relativo a esta ciudad de Italia.

3. f. Filete de carne empanado.


     -

miércoles, 5 de enero de 2011

La Dulce Espera

Ahora bien, la persona plantada es la que llegó más temprano. Y su tiempo, tiempo de espera, pasa ahora realmente mucho más lento que antes (no sólo en apariencia, ya comprobamos la veracidad de dicho enunciado). 

Hasta la dulce espera se hace más dulce en compañía
En los primeros minutos se espera tranquilamente, “unos minutos se le pasan a cualquiera”.

Pero al rato, la reflexión comienza por las excusas: habrá mucho tránsito... se quedó dormido... se le rompió la bici... lo secuestraron alienígenas y lo están usando de conejito de indias...

Está cavilación sobre las causas va dando lugar, cediendo poco a poco, a la bronca, que se profundiza a medida que aumenta el tiempo de espera (que a su vez, flexible, se hace más y más lento). 

Las excusas comienzan a caer una tras otra: por más tránsito que haya ya debería haber llegado... lo llamé y en la casa no estaba... aun con la bici al hombro ya debería haber llegado... 

Aun que, generalmente, se mantiene una, suele ser la más probable, o no, y nos aferramos a esa excusa salvadora y justificante: ojalá sean los aliens... ojalá sean los aliens... ojalá sean los aliens... porque si no: lo cuelgo.

La espera se torna en un círculo vicioso, que forma un violento torbellino alrededor del letal matafuegos
Una vez caídas TODAS las excusas (a esta altura yo ya hubiese chancleteado hasta al más capo alien de la nave y me hubiese descolgado del plato volador con una soga armada con sus propios tentáculos y tripas), uno empieza a mirar el ambiente (acción típica de quien “hace tiempo”). Se trata así de apaciguar los ánimos, de amenizar la bronca de la espera, de pensar en otra cosa... 

Se calcula que cada entre 3 y 7 observaciones ambientales que se realizan (según el interés que tenga cada una y cada uno) se renueva el proceso derribador y aferrante de excusas. Me distraigo con entre 3 y 7 pavadas y, un poco más optimista, pienso que por ahí viene arrastrando la bici, pobre, desde hace 40 cuadras...

Pero al cabo de entre 3 y 7 observaciones más, vuelve el pesimismo y pienso que la bici y el se pueden ir a un no-lugar...

Pasa el tiempo, lento, y el pibe del delivery ya repartió tres docenas de empanadas y 8 pizzas, el ventilador está haciendo el mismo ruido desde hace 45 minutos, y a esa mancha de humedad en la pared con forma de la cara del señor Barriga ya la estoy mirando desde hace más media hora... 

Siempre se puede encontrar una mancha de humedad con su inconfundible rostro
Entonces, el ambiente, al principio disipador del enojo, se va tornado (y me va tornando) cada vez más hostil. Las cosas que al principio nos entretenían (“huy, que loco, tienen un matafuego clase B”) se vuelven en contra nuestro y, principalmente, del esperado (“cuando llegué le vacío el matafuego clase B adentro de la boca y después se lo parto en la cabeza”).

Se puede mirar la espera con optimismo...
El error de esta lógica es la siguiente: a medida que me doy cuenta de que estoy distrayéndome con algo, en vez de seguir distrayéndome con eso, me enojo aún más. Y esta es la gran parte de culpa en su enojo que corresponde al propio esperante.



PD: al famosísimo Señor Barriga también se lo conoce por sus diversos apodos: Albóndiga con patas, Garrafón de electropura, Bola de Manteca, Cachalote con lentes, Jamón con patas y Ballena fuera del agua, entre otros.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Puntualidad Relativa

Referiremos a la posmoderna temática de la PUNTUALIDAD en tres diferentes aspectos y en tres diferentes entradas.

Lo primero para decir sobre ella, en esta primer entrada, es que pasó de moda. Definitivamente. Tanto, como los tamawachi.

Un tamawochi, pasado de moda.
Reconociendo como válido el concepto de relatividad que incluye Albert en nuestras vidas y en las de los observadores espaciales, el tiempo se vuelve más laxo. Se vuelve relativo.

Y por eso y mucho más, cada uno lo percibe de una forma distinta. El tiempo no transcurre de la misma manera para diferentes personas, y ni siquiera de la misma manera para la misma personas en situaciones diferentes...

Y la culpa de todo (de TODO, sí, sí, señora, de la inflación también) la tienen los relojes (y sus absolutistas inventores, en especial ese tal inglesito, sir Richard Wasigford): son arcaicos y no saben adaptarse a la realidad que nos toca vivir.

La puntualidad relativa graficada por Salvador Dalí

Los relojes deberían reflejar tiempos subjetivos, no tiempos objetivos, porque ahí es donde surge el "problema" de la impuntualidad.

Si los relojes marcaran el horario subjetivo, la puntualidad relativa, entonces no sólo se terminarían muchísimos conflictos sino también la impuntualidad misma, que se volvería un absurdo tan grande como la espera del mismísimo Godot.

El hecho de que dos personas lleguen a distinto horario al mismo lugar indica una percepción distinta del Tiempo para cada uno.

Los ritmos de cada uno influyen en el tiempo, eso no se lo puede negar.

Los impuntuales, por ejemplo, muchas veces creen que tienen ritmos más rápidos de los que verdaderamente tienen. O que el tiempo pasa más lentamente de lo que realmente se sucede.

El Conejo Blanco siempre llegaba tarde, le hubiese servido un reloj menos absoluto...

Y el problema es que a veces efectivamente pasa más rápido, y a veces más lento.

La trampa en la que caemos es mortal (siempre y cuando la persona que queda “plantada” (ya reflexionaremos sobre esta triste metáfora) sea muy intolerante, o quede plantada en arenas movedizas).


Es letal este engaño porque el reloj nos exige aquello que no nos puede ofrecer: la puntualidad universal aplicada a cada individuo en su particularidad.

domingo, 31 de octubre de 2010

Un Poco de Geografía

Hay lugares que ahora no son más lugares.

Aeropuertos, salas de espera, habitaciones de hotel y cada vez más espacios donde no hay nada que manifieste una convergencia de creencias, culturas o actividades humanas...

El No-lugar arquitectónico se transformó en un No-lugar antropológico. Espacios donde no se forjan relaciones ni asociaciones y que no obedecen a nada de lo propio.

Pero hay otro tipo de No-lugares: aquellos a donde nos mandan, o a donde nos queremos ir, pero a los que nunca llegamos. Son espacios físicos que no son y, que si son, son inaccesibles.

Cuando estás harto o cansado de una situación determinada, optás por irte a la... Ese es un lugar al que, aunque te vayas en ese mismo instante, no llegás. Llegás a otro, en el cual podés optar por la misma opción, y así una y otra vez...



Lo mismo pasa cuando te mandás una macana y te mandan a la...Por más que quieras, y se lo expliques a esa persona, y por más que te mande una y otra vez, nunca vas a poder llegar...



Estos lugares tal vez existan y simplemente nadir sabe llegar, tal vez sólo existan en el imaginario colectivo o, incluso, tal vez existan como espacios interiores dentro de cada persona.

Lo que sí sé y creo que sería más sabio y, al mismo tiempo, más práctico, es mandar a la gente a un punto geográfico específico al cual pueda llegar con facilidad. De hecho, creo que hasta se le podría facilitar a la gente un croquis del lugar al cual se la manda.