No había llegado al mar cuando vi la cancha de vóley, corrí de vuelta a la sombrilla y grité, con toda la emoción que tenía: “¡Sale vóley!”
A regañadientes logré que vinieran todos… y salió un cuatro contra cuatro con el Gordo Puto y tres más que no sé de donde salieron.
Arrancamos más o menos bien, hasta que le tocó sacar al Gato y se fue todo a la miérda: dejó un saque en la red, el siguiente lo colgó en la casilla del guardavidas y otro se lo pegó en la espalda al Doc. Después de ese se dedicó directamente a increpar al Gordo Puto.
Hasta que se armo, la gorda… batalla campal en la playa. El Gordo lo agarró al Gastón del cuello y se lo llevó por abajo de la red para el otro lado de la cancha, Jason saltó al toque y bajó a dos de los compañeros y el Doc me rescató del cuarto jugador que se me venía al humo. Lo último que vi antes de que salgamos corriendo cuando llegó la Policía fue al Gato partiéndole una silla en la espalda al Gordo, robándole una gorra a un policía y corriendo hacia nosotros.
Nos refugiamos en la carpa como si nada y esperamos.
Al rato llegó el pibe de los barquillos, lo frenamos e hicimos girar la ruletita esa que tienen. El Doc, que tenía estudiado todo el movimiento, sacó 7 y el Gato sacó 1 y se puso como loco. Parece que Jason le explicó al barquillero que no estábamos de muy buen humor porque nos terminó regalando el tamborcito entero.
Al rato se empezó a hacer de noche, Jason sacó la guitarra, el Gato la armónica, yo el banjo, el Doc un “algo” muy raro pero que sonaba bien, y nos pusimos a tocar.
A regañadientes logré que vinieran todos… y salió un cuatro contra cuatro con el Gordo Puto y tres más que no sé de donde salieron.
Arrancamos más o menos bien, hasta que le tocó sacar al Gato y se fue todo a la miérda: dejó un saque en la red, el siguiente lo colgó en la casilla del guardavidas y otro se lo pegó en la espalda al Doc. Después de ese se dedicó directamente a increpar al Gordo Puto.
Hasta que se armo, la gorda… batalla campal en la playa. El Gordo lo agarró al Gastón del cuello y se lo llevó por abajo de la red para el otro lado de la cancha, Jason saltó al toque y bajó a dos de los compañeros y el Doc me rescató del cuarto jugador que se me venía al humo. Lo último que vi antes de que salgamos corriendo cuando llegó la Policía fue al Gato partiéndole una silla en la espalda al Gordo, robándole una gorra a un policía y corriendo hacia nosotros.
Nos refugiamos en la carpa como si nada y esperamos.
Al rato llegó el pibe de los barquillos, lo frenamos e hicimos girar la ruletita esa que tienen. El Doc, que tenía estudiado todo el movimiento, sacó 7 y el Gato sacó 1 y se puso como loco. Parece que Jason le explicó al barquillero que no estábamos de muy buen humor porque nos terminó regalando el tamborcito entero.
Al rato se empezó a hacer de noche, Jason sacó la guitarra, el Gato la armónica, yo el banjo, el Doc un “algo” muy raro pero que sonaba bien, y nos pusimos a tocar.
Se llenó de gente y hasta nos tiraron unas monedas. Las suficientes como para pagar lo que teníamos pensado para la noche…
1 comentario:
El pueblo pide nuevos manuscritos
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